jueves, 31 de enero de 2008

Tercera dimensión

Me han dicho que
soy una mujer 3B:
bonita, brillante y buena.

Prefiero cambiar el final
por bataclana.
Va más con las plumas,
las pestañas, el Vox,
el mariconeo in the corner.

La soledad de las piernas,
la sonrisa detrás de una máscara,
entre las cortinas del escenario.

Va más con el labio pintado,
de rojo carmesí, sangre, sufrimiento,
sal y dolores.

Me han dicho otros
que soy mujer 3 A:
atractiva, alegre, amistosa.
Prefiero acosadora, o arrebatada, o aleonada,
aleopardada, agatada, a gatas,
de espalda, arriba, abajo, de lado,
de pie, sentado, en cuclillas,
postura del pez,
del zorro,
del pájaro en vuelo,
¡De todo el reino animal!

Soy a veces mujer a medias,
3 L: libre, lola, lesbiana (semi).
Más libertina, leoparda, y lesbiana no semi,
(sobre todo por el hielo que hice recorrer
por su espalda).
Lo de lola en un bar gay,
acosada por el único hombre del lugar.
Lola sobre un par de tacos,
de una tienda de transformación en Miami.
Libre todo el intento posible,
de sueños, de grises y arcoiris.
Libre para besar, para tomar y coger,
libre para gozar y no esperar nada.

Están los que me llaman 3 R:
rica, rica y más rica.
Esos ya me aburren,
quiero algo original.
Algo como rica pa comerte con papas fritas,
o pa que te subas, bajes, chupes, muerdas.
Rica para follar la noche entera,
con un sombrero de testigo,
en medio de la ropa interior.
¡Eso sí que es original!
(él creía, él cree).
Mejor dejarlo en
risueña, re- simpática,
re corrida, para recorrer juntos
el camino de vuelta a mi casa.

A veces me despierto y creo ser 3 P:
perfilada (lo dijo un imbécil),
princesa (eso lo dijo un príncipe),
puta, la más Profesional y Puta de todas
(eso lo dijo un Puto también Profesional).
Me gusta lo de puta, a patadas.
puntadas, a puntapiés, en medio de la pista de baile,
con el vestido cayendo de la cadera,
rozando los cuerpos humedos
de cuantos sean hombres, maracas, mujeres,
altos, pasivos, modernos, infames,
asustados, excitados, infiltrados,
transformados o sufrientes.
En medio del olor a sudor,
en medio de la noche,
cuando el maquillaje se ha corrido
y se ve la mueca detrás de una mirada.
Lo Patético de la hora de salida,
para otros, de entrada a la cama.

Hoy voy a jugar con el abecedario y ser
3, 4, 8, 90 y 100000:
apasionada, brillante, cachonda, chúcara, divertida, ególatra/enamoradiza/empeñosa, fanática, grandiosa,
hetero (con tendencias
renovadas), inteligente/imposible/insatisfecha, juguetona,
Karretera, luminosa, llenadora, magnífica,
noble, open mine, putita (en la cama y dama en la mesa),
¡Qué mejor!, riquísima, santísima/satanísima,
tierna, tramposa trajinadora, ufana,
vanidosa, vaticinadora,
wena, yo, zebra de zeta blanca.

Una gota de sal

La lágrima duró más de mil horas.
Sentí cómo nacía en los dedos de los pies,
y luego avanzaba por mi cuerpo,
recorriendo cada arteria,
para finalmente estacionarse en la garganta
y originar un enlazado de dolor
que atragantó mi suspiro.

martes, 8 de enero de 2008

Dictatum

Con fecha 8 de enero de 2008 se establece en este reino la siguiente ley:
“No se dejará entrar en los aposentos de la princesa heredera a ningún representante del género masculino que tuviera claras intenciones de menoscabar a su majestad. Quien se atreviera a hacerlo, sufrirá el castigo más indeseable: la indiferencia”.

Misiva post-romántica

Mi queridísimo Gabriel: Me da alegría poder escribirte para pedirte que no me busques ni llames más. Tu perfomance en la cama fue tan deficiente como tu previa conversación, lo que obviamente no me deja más opción que olvidar tu ridícula existencia.

Sobre azul

Señorita H:

Por la presente carta
-misiva, disparo certero,
estocada por la espalda-,
quisiera comunicarle
que, en mi calidad de gerente
-abusivo, jote de mala muerte-
desde hoy
cesan sus funciones en la empresa
-nido de buitres calientes-

Le agradezco su constante esfuerzo
-en la cama-, para con nuestra institución.
Estamos seguros de que su futuro será promisorio
-habrá que acostarse con varios más para ello-.

Terminó la función

Miro a través de la ventana.
La cama aún está deshecha;
conserva el aroma de tus besos,
y el recuerdo de un tatuaje
en la espalda.

Están marcados los suspiros
a fuego en la almohada.
El color de tu piel quedó reflejado
para siempre en el espejo.

Miro y veo mi cuerpo
como si estuviera volando
entre manzanas rojas.

Entonces corro la cortina,
sumo en penumbras mi habitación
y la cierro herméticamente,
como una gran caja mágica de la nostalgia.