domingo, 23 de marzo de 2008

Mierda

La cosa es bien simple.
Una mierda. Todo y nada,
porque no tengo conciencia de la existencia.
Estoy envuelta en frazadas viejas,
dentro de un espiral de caracol.

Una mierda es mierda, en todo
aunque no quisiera.
y aunque me duele decirlo,
están todos ahí engarzados:
la amiga, la no tanto, el ex,
el medio actual,
el que se quedó con su vida,
el que empezó otra como si nada.

La abuela de bastón,
la vecina, vieja bastarda.
El barrendero, la de abajo,
el que va arriba,
el que dice que ama
(el tiempo que dura,
mientras se pierde babeando
en la mirada estúpida de una mujer).

El cabrón de la esquina,
la que nos cobra lo adeudado,
el que sonríe y dice que te apoya.
Que te vaya bien,
un gusto, que pase la siguiente.

Una mierda, esto de estar en todas partes,
y en ninguna, tan lejos del todo,
sin entender ni a medias qué cresta
significa lo contrario.

viernes, 7 de marzo de 2008

A koe

Tu cabello que despierta
en perpetuo desorden, adorado por el viento,
traspasado por las olas
que te envuelven.

Tú, que caminas en movimientos circulares,
con un par de hombros semejantes al árbol.
En el ritmo despierta tu pelvis
de espíritu gris y negro.

Cuando en un abrazo
sumergiste tus labios tersos
en mi cuello, que mostró dolores,
manchó tinieblas,
lloró con el instinto acabado.

Tú, llevas la marca de la vida
en tu sonrisa.
La marca de la muerte en tu brazo,
la huella de mi sangre entre tus piernas.

Humedeces mi mirada,
en tu pecho me deslizo.
Penetro en los rincones.
huelo las frutas del camino.

Tú, que el gemido liberaste,
con olor a miel y flores.
Un poco de sal, roca y volcanes.
y el viento que confunde
nuestros cabellos.

En lo alto del sitial de ceremonia,
alcanzaste el huevo original.
En un instante lograste revivir la magia
del instante: piel con piel, alma y fuerza;
unidos por un océano innombrable.

MUJER

Maquillas con tu sonrisa
el cielo que se duerme en tempestades.
Dibujas en torno a un abrazo
un par de líneas curvas
que simulan tus caderas.

No es la forma, ni la sinuosidad
del péndulo que asciende
lo que respira la hoja del árbol.

Es tu pecho abierto
que peina con sus caricias
la piel morena de las rocas.