Maquillas con tu sonrisa
el cielo que se duerme en tempestades.
Dibujas en torno a un abrazo
un par de líneas curvas
que simulan tus caderas.
No es la forma, ni la sinuosidad
del péndulo que asciende
lo que respira la hoja del árbol.
Es tu pecho abierto
que peina con sus caricias
la piel morena de las rocas.
viernes, 7 de marzo de 2008
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