La tarde calla
los silencios de la noche
y caigo lentamente al sueño.
Entonces recuerdo,
en el aroma de la cama
tus dedos finos, musicales,
acariciando mis formas
como a un instrumento,
deleite de notas.
Y el olor me envuelve,
me excita con caricias
y miradas tiernas,
y en un suspiro exhalo
la melodía infinita
imaginada en tu regazo.
jueves, 21 de junio de 2007
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