jueves, 21 de junio de 2007
Del desear
El deseo, el hambre y el deseo se han posado entre mis líneas, como mariposa de alas negras. Es un querer constante, un penetrar de aromas ... el café que invoca los demonios. El ímpetu del músico que recorre las notas...sus manos también perversas, huelen a éxtasis de noches. El hambre... famélica de caricias me revuelco entre las sábanas. No basta un par de manos que saludan amablemente... el hambre se convierte en hambruna, de esa que hace doler el alma y el cuerpo. La decadencia hecha mujer, entre lágrimas de abandono y necesidades. El hambre, el deseo de aquello que no llega. Se espera sollozando entre las nubes, humedecido el aliento, humedecida la flor, infectos los labios de tanto sudor reprimido.
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