Quiero escribir palabras
y de mis dedos brotan silencios.
Quiero dejar que de mi cuerpo
emane el movimiento; un
arcoiris redondo y perfumes
de niña hambrienta.
Dejar que la sonrisa aflore entre
los pómulos, y la lengua tibia
recorra tu vientre.
Quiero dejar, y no dejo. Aguardo
el llanto de semillas,
contengo el grito que nace de
mis pechos.
Entre mis dedos guardo el tesoro
de tus tardes, y en un
tiempo infinito, detengo
tus ojos pardos.
Cruzo mis brazos para esconder
el sufrimiento.