Ir con la garganta hecha un par de trizas,
caminando como si la calle solo fuera
-y nada más que eso-,
un escombro de sensibilidades.
Esparcidas como si ocho años nada duraran,
en el abandono del silencio y de los
insultos dolientes.
Ir, atravesando con un par
de lágrimas que no brotan,
la cuadra de moradores extraños.
La cadera sin fin,
contorneada en el dolor de las palabras,
en el llorar de tanto tiempo dejado en el basural,
ahí, justo detrás de la escalera de incendios.
Ir, pensando que la llama quema las pulgadas,
que la noche se convierte en grito,
que cien días de juerga en la cama nada son,
sino eso, jornadas de placer en cuatro esquinas.
Ir, con la herida sangrante entre las piernas,
atormentada la lengua que no ha querido decir,
quebrantado el útero obligado a aceptar.
¿Por qué el dolor?, ¿por qué esa llaga que lo extiende todo,
lo infinitamente inabarcable,
lo innecesariamente incomprensible?
¿Cómo es que de pronto el cuchillo hiere la carne,
no deja que respire, provoca la muerte?
Ir, con los suspiros anclados en la mirada...
sábado, 28 de julio de 2007
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1 comentario:
que curioso...yo he escrito algo, no muy bueno quiza, pero si bajo el mismo titulo...primer castigo.
si le quieres hechar un ojo esta en www.ordennegro.cl.kz es un blog de wordpress que llevo hace algun tiempo. La entrada esta bajo ese mismo nombre:primer castigo.
Haber si ya nos leemos.
Suerte.
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